Este sábado 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Para destacar esta fecha, SALUD MENTAL ESPAÑA lanza una campaña de sensibilización con el objetivo de prevenir el suicidio con recomendaciones dirigidas a adolescentes y jóvenes, padres y madres y personal de centros educativos.
En 2020 se suicidaron en España 3.941 personas, según datos del INE, un 7,4% más que en 2019 y,
de ellas, tres de cada cuatro fueron hombres (2.931 personas). Estas cifras
hablan de una dramática realidad que sigue en aumento, de manera que las
muertes por suicidio casi triplican los fallecimientos por accidente de
tráfico. Por cada persona que se suicida, al menos otras seis se ven íntima y
profundamente afectadas.
La situación entre la población adolescente y joven ha empeorado: trescientas personas de entre 15 y 29 años decidieron terminar con sus vidas en 2020, y en 2021, según un estudio, la ideación suicida entre personas de 15 a 29 años se incrementó un 53%, llegando a ser 9 de cada 100 jóvenes quienes experimentaron ideas de suicidio ‘continuamente o con mucha frecuencia’, cuando en 2019 esa proporción era del 5,8%.
Algunos factores
de riesgo para la conducta
suicida en adolescentes y jóvenes son: experimentar abusos, acoso, violencia o discriminación
de cualquier naturaleza, el consumo de drogas, tener depresión o algún
trastorno mental, el duelo por separación de padres/madres, por cambio de
centro educativo, el suicidio de figuras referentes, o carecer de habilidades
sociales.
En esta campaña, SALUD MENTAL ESPAÑA traslada la
idea de que “Con
el suicidio NO hay CTRL+Z, no hay vuelta atrás”, que el suicidio es una medida definitiva ante un problema
temporal, algo que debemos hacer entender a las personas desde la infancia.
“Una sociedad que aboca a las personas a creer que no hay salida, es una sociedad fallida. Entre las personas jóvenes, el suicidio ya es la segunda causa de fallecimiento”, alerta Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, “es urgente recuperar la dimensión humana de las personas, y tender la mano a quien siente que no puede ya más. Además, necesitamos que se dote de presupuesto la Estrategia de Salud Mental que contiene una línea específica sobre prevención del suicidio y transformar las condiciones de vida (sociales, económicas, de salud…) de las personas para garantizar la preservación de su derecho principal, que es la vida”.
Paula Gª Valverde Fonseca, psicóloga
del Servicio de Apoyo a la Inserción Laboral de AMAFE, Asociación española de
apoyo en psicosis, llama la atención
sobre el silencio, el tabú y los mitos alrededor del suicidio y de la salud
mental: “No es que no exista de lo que no se habla, sino que de lo que no se
habla no se conoce y no se aborda, lo que enquista o agrava el posible
sufrimiento presente”, explica.
“Sufrir bullying es un factor de riesgo para el desarrollo de
trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, y a su vez constituye un
factor de riesgo para la aparición de experiencia suicida”, alerta Paula. “Más peligroso aún es el cyberbullying, pues el acoso no termina al salir de la escuela o
estando en casa. Perpetuar el abuso a través de redes sociales y servicios de
mensajería hace que la víctima se sienta expuesta las 24 horas del día, los siete
días de la semana, generando aún más sufrimiento e indefensión”, añade.
Los y las menores que son víctimas de bullying
tienen 2,23 veces más
riesgo de padecer ideaciones suicidas y 2,55 veces más
riesgo de realizar intentos de suicido que quienes no lo han sufrido, según un
informe de Save the Children. “Si
sufres acoso busca
alguien que te dé seguridad para pararlo cuanto
antes y, llegado el caso denúncialo” es la recomendación
para niños/as, adolescentes y jóvenes. Hay que tener en cuenta que este daño
puede venir del colegio, de las redes sociales, o de otros entornos como la
propia familia.
Los centros
educativos deben convertirse en
espacios seguros y de prevención. Por otra parte, es positivo que el personal
docente haga visibles en los espacios recursos y teléfonos de ayuda, que hable
de salud mental, suicidio, drogas, autocuidado, etc., y que genere recursos de apoyo para acompañar física y emocionalmente al alumnado.
Además de la influencia de las redes sociales, de
los estándares de belleza, etc., Gª Valverde recuerda cómo el confinamiento y
aislamiento vivido con la pandemia del COVID-19 ha afectado a la forma de
relacionarse de las nuevas generaciones, “la dificultad para comunicarse, para escuchar
genuinamente, para confiar y para
buscar apoyo puede desembocar en un sufrimiento y soledad que aboque a la
experiencia suicida, en suma con otros factores de riesgo”, apunta la psicóloga.
Establecer una ayuda sólida y eficaz desde las
primeras etapas de la vida es primordial, dado que “las experiencias que en
estas etapas se produzcan pueden influir en mayor o menor medida en la vida
adulta de quien se encuentre en una situación tan compleja”, expone García
Valverde. La familia es otro gran punto de apoyo: padres y madres no
deben banalizar, despreciar o infravalorar el sufrimiento de su hija o hijo, ni
culpabilizarle o compararle con otras personas. En cambio, es recomendable
fomentar la comunicación y prestar
atención a señales como autolesiones,
pérdida de contacto con sus amistades, abandono de aficiones, etc.
Sobre la manera de prevenir los suicidios e intentos
de suicidio en la población infantil, adolescente y juvenil, la psicóloga insiste
en “hablar,
hablar y hablar. Hablar abiertamente
sobre el suicidio, sobre la salud mental y sobre los autocuidados físicos y
psicológicos. Hablar con conocimiento, hablar mucho, informarse mucho. Es
importante, para que se dé esta comunicación, el fomentar las habilidades
sociales y de resolución de problemas para poder pedir y recibir la ayuda que
toda persona merece”.
El sufrimiento que viven una persona está inmersa en
ideaciones suicidas es difícil de sostener, tal y como explica Gª Valverde “tras la ideación suicida hay angustia, hay desolación, hay soledad… La
persona se siente atrapada en esta situación tan dolorosa, ha intentado buscar
alternativas y cambios pero no han surtido el efecto deseado, lo que agrava el
pensamiento de que “esto no acabará nunca y no tiene solución”.
Reivindicaciones de SALUD MENTAL ESPAÑA
El Comité Pro Salud Mental en Primera Persona
y la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA han elaborado
un manifiesto en el que reivindican que “es momento de reaccionar, y de
devolverle al ser humano un valor que nunca debió abandonar: la dignidad”.
Asimismo, reclaman una “generosa dotación de
recursos públicos, para que la línea tres de la Estrategia de Salud Mental del
Sistema Nacional de Salud, de prevención, detección precoz, y atención a la
conducta suicida, cumpla con éxito sus objetivos”, la mejora continua en el
servicio de la línea telefónica 024 y el impulso de campañas de sensibilización
que eliminen mitos e ideas erróneas, con el fin de que las personas con
ideaciones rompan el silencio y pidan ayuda.
El manifiesto recuerda que la concienciación de
los medios de comunicación es clave para que informen sobre el suicidio
de manera clara y responsable; y que hay que poner el foco en la salud mental
de las personas más jóvenes e integrar la perspectiva de género en todo
lo que se ponga en marcha.
“Tenemos que revertir sin demora la
normalización de la violencia y el acoso en las escuelas”, apuntan
el Comité y la Red, algo para lo que consideran prioritario desmontar la
cultura del éxito y el culto a la imagen, y prevenir las adicciones con o sin
sustancia. Desde SALUD MENTAL ESPAÑA se viene reclamando desde hace tiempo la educación
emocional desde la infancia, y a lo largo de todas las etapas vitales.
Finalmente, el manifiesto aboga por una sociedad que actúe como “una inmensa red de apoyo, donde descansar del sufrimiento, aliviar nuestros miedos y proyectarnos hacia un horizonte de igualdad, bienestar, y plenitud”.
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