El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como "un trastorno de salud mental caracterizado por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras".
En un episodio depresivo, la persona experimenta tristeza la mayor parte del día, casi todos los días o durante al menos dos semanas. Otros síntomas como la dificultad de concentración, el sentimiento de culpa excesiva, pensamientos de muerte o suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso, sensación de cansancio... también están presentes.
La depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo y es una enfermedad tan silenciosa como usual que va más allá de un estado de ánimo.
En España, según datos de 2020, 2 millones de personas sufren depresión y a escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas presentan un cuadro depresivo.
Más de 700.000 personas se suicidan cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud, y una gran cantidad de estos fallecimientos se deben a estados depresivos. El suicidio es la cuarta causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años, lo que lo convierte en un tema fundamental de salud pública junto con otros aspectos de la salud mental.
Según la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE), la depresión es casi tres veces más frecuente en la mujer (58,5%) que en el hombre (23,3%). Existen diferencias genéticas y hormonales que pueden predisponerla.
No obstante, algunos profesionales apuntan a que también puede deberse a los estereotipos de género, que hacen más propenso al sexo masculino a ocultar sus sentimientos.
Son diversas las variables que influyen en una depresión. Hay componentes genéticos, bioquímicos, contextuales, de personalidad, o el resultado de una suma de factores y acontecimientos.
Un evento traumático, un duelo, la presencia de otras enfermedades... pueden derivar en una depresión.
Además, la situación de pandemia por coronavirus, ha producido un importante incremento en el número de personas que sufren depresión y ansiedad.
Los episodios depresivos pueden variar mucho de una persona a otra en función de su historial, sus hábitos y su entorno. Por ello, es fundamental pedir ayuda a un profesional de la psicología.
Con el diagnóstico y tratamiento adecuado, la depresión se supera.
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