Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA denuncia la situación de doble discriminación que sufren las mujeres con problemas de salud mental en el acceso al empleo y en el ámbito laboral.
A la elevada tasa de desempleo que sufren las personas con problemas de salud mental (tan solo un 16,9% tiene trabajo), se suman las barreras de acceso al empleo a las que deben enfrentarse las mujeres por el hecho de serlo.
Las personas con discapacidad perciben menos ingresos que la población sin discapacidad y, dentro de la discapacidad, las mujeres cobran un 14% menos que los hombres, según la Fundación CERMI Mujeres. De igual modo, las mujeres con discapacidad tienen menor salario que las que no la tienen.
Estas circunstancias dificultan la autonomía de las mujeres con trastorno mental y las obliga a vivir en una situación de mayor aislamiento y desprotección.
El ambiente laboral como factor de riesgo
Paloma Rubio, integrante de la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA, señala que su problema de salud mental “surgió a una edad avanzada, por eso anteriormente había trabajado. Era un trabajo estresante y fue un factor importante para desarrollar la esquizofrenia”. Rubio denuncia que queda mucho por hacer en este ámbito: “Necesitamos que se nos dé la oportunidad de trabajar en un ambiente más concienciado y con menos presión. Y la figura de una persona que nos apoye y acompañe en la reinserción laboral. Yo pido oportunidad para nosotras, mujeres válidas con sus circunstancias, al igual que cada persona”.
En el caso de Isabel Quintairos, fue la discriminación sufrida en el entorno laboral lo que provocó su problema de salud mental. Quintairos cuenta con una invalidez debido a un problema de salud mental causado por un despido declarado nulo en 2007, tras 17 años trabajando en la misma empresa. “Nunca antes tuve problemas de salud mental. Ese despido, que produjo la primera sentencia del Estado español declarando su nulidad por razones de orientación política y sexual, terminó con mi carrera profesional, expuso mi vida personal y destrozó mis relaciones sociales. Fue el claro detonante de mi trastorno mental”, explica.
Silencio y estigma en el entorno laboral
El miedo al rechazo y el estigma del entorno son muy comunes entre las personas que tienen problemas de salud mental. Por este motivo, muchas de ellas optan por no hablar de sus trastornos mentales en el trabajo. Es el caso de Vanesa Solana, también perteneciente a la Red: “Solo lo sabía el empresario y el resto de compañeros no, y en mi mano estaba si quería contarlo o no. Como pienso que puede ser un motivo de/para un posible ataque, no lo decía”.
Para Patricia Martínez, psicóloga de formación, es necesaria "una política inclusiva, que visibilice la salud mental para que deje de ser un tabú”.
Para Martínez, es fundamental que las empresas impartan una formación básica sobre salud mental para todas las personas trabajadoras, con un enfoque positivo, “que ponga el acento en la necesidad de que todas las personas necesitamos cuidar nuestra salud mental, independientemente de que tengamos o no experiencia propia en salud mental, y para concienciar sobre el hecho de que cualquier persona puede manifestar un problema de salud mental a lo largo de su vida, independientemente de su características socioculturales”.
Por todo ello, la Red Estatal de Mujeres reivindica “un mercado laboral orientado a la conciliación, adaptado a la diversidad, no sexista y respetuoso con la salud mental”.
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