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lunes, 20 de diciembre de 2021

VERÓNICA FORQUÉ, SONRISAS Y LÁGRIMAS DE UNA ESTRELLA QUE SE APAGÓ

 Por M. Ángeles Fernández Fernádez

El suicidio de Verónica Forqué vuelve a poner en la palestra la importancia y prioridad de la salud mental, así como las carencias y la precariedad en un país como España. Me sumo a la opinión de “El País” en cuyas líneas se puede leer, según palabras del psiquiatra Javier García Campayo del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, que echar la culpa al programa Master Chef de lo sucedido es un salto al vacío. Y no puedo estar más de acuerdo, pues pienso que no hay culpables y que no hay que buscarlos sino que hay que intentar encontrar soluciones a un problema como es el suicidio,  cuya simple palabra ya cuesta pronunciar y que, de hecho, en muy pocos medios se ha pronunciado disfrazándola entre otras como “Hallada sin vida”, “Muerta en extrañas circunstancias”, cuando la realidad de lo que ha sucedido no es que ha fallecido sino que se ha suicidado. Creo que ya es hora de naturalizar las cosas y llamarlas por su nombre. Es duro, pero es real y las cifras están ahí, siendo desde la pandemia y el año 2020 el año con mayor número de suicidios y siendo un 7,4 por ciento más entre mujeres que hombres, así como la primera causa de muerte no natural en España. Ella ha saltado a todos los medios de comunicación por ser un personaje mediático y con gran relevancia, por su profesión de actriz ganadora de cuatro goyas,  pero en España una de las mayores causas por defunción es el suicidio y se habla muy poco de ello a no ser, que una persona famosa como era y es Verónica Forqué decida acabar con su vida. En el caso de “Vero”, como le gustaba ser llamada, pienso que detrás de la actriz que todo el mundo conocía existía una persona con problemas de salud mental. Ella, sin tapujos, se encargó de naturalizarlo y visibilizarlo muchas veces, siendo una de las últimas hace un año donde decía que para ella, no recuerdo bien las palabras, pero venía a decir que la vida era insoportable pero que creía en seguir adelante…Me llamó mucho la atención lo que pensaba de la vida…y pensé para mis adentros que estaba harta de ella aunque no creí que se suicidará. Las señales de alarma eran evidentes pero a veces, es muy difícil poder ayudar a alguien que ya tiene una decisión tomada. Creo que las críticas a través de las redes la hicieron mucho daño, pues yo veía en ella una parte de mí, esa parte sensible que se daba al público con una sonrisa pero que sufría muchísimo por dentro. Ayer sin ir más lejos Pablo Carbonell hablaba con dureza de las redes sociales y del daño que pueden hacer a personajes públicos. Sé que a ella la machacaron en los últimos tiempos y que eso poco podía ayudar a su estado depresivo, también sé que desde hace mucho tiempo daba signos evidentes de un estado mental vulnerable y frágil, que se reflejaba en su deterioro físico. También sé que cuando estás así, las bromas y burlas de los demás te afectan más de lo estrictamente necesario. Pero creo que no hay culpables, aunque creo que su sobreexposición en los medios no la ayudaba, también creo que el problema venía de lejos, pues ya desde los treinta años sufría depresiones y que el autocuidado es esencial pero también el cuidado de los profesionales y de los recursos a tu alcance y de tu entorno, y que España sufre muchas carencias al respecto. Digamos que aunque me entristeció la noticia, no me sorprendió del todo. Pienso que desde hace tiempo barruntaba la idea y lo dejaba translucir en sus palabras, lástima que no se llegará a tiempo pero hay muchas personas con estos problemas a las que sí se puede llegar. En este caso se vuelve a desmitificar un mito: ella no lo escondía y sin embargo se suicidó y es que muchas de las personas que dicen que se van a suicidar, lamentablemente se suicidan y algunos profesionales piensan que como lo dicen, nunca lo harán. Y también tenerlo todo en la vida no tiene por qué ser símbolo de felicidad y un estado mental bueno. Aquí y en este caso en particular, precisamente se desmitifica. Pienso que se debería hablar de salud mental con la naturalidad con que se habla del Cáncer o de la diabetes sin prejuicios, sin estigmas, con empatía y naturalizando ya que, la salud mental es tan importante como la física. En España, hay una escasez evidente de psicólogos y psiquiatras en activo habiendo sólo una media de 4,3 psicólogos por 100.000 habitantes y 10 u 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Creo que se debería invertir más en estos recursos pero he leído que la carrera de psicología es una de las menos demandadas. No sé a qué se debe, quizás al estigma que todavía conlleva en un país como España la salud mental.

Ayer comentaban que son muy pocas las personas con enfermedad mental que se atreven a hablar de ello. Lo achacaban a vergüenza, a rechazo, o sea, a estigma. Y es que, en pleno siglo XXI, las personas que hablamos abiertamente de enfermedad mental no somos bien vistas por una gran parte de la sociedad en la que vivimos. Por eso, yo digo que a Verónica Forqué no la han encontrado muerta, se ha suicidado y si queremos frenar los suicidios ya es hora de que podamos hablar abiertamente sin prejuicios, sin estigma, de algo tan importante como es la salud mental y que en pleno siglo XXI debemos frenar porque 11 personas se suicidan cada día en España y quizás en estos momentos más de una está pensando en hacerlo. Sólo se puede frenar visibilizándolo e invirtiendo en profesionales y recursos. Entre tod@s podemos conseguir que estas terribles estadísticas sean cosas del pasado. 


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